
Podemos definir la ansiedad como una respuesta fisiológica , como un mecanismo de defensa, es cuando el cerebro detecta situaciones de peligro o amenazas, activa como una alarma.
Es un mecanismo universal, que hemos heredado de nuestros antepasados, es adaptativa, mejora el rendimiento, la capacidad de reacción, de respuesta, nos permite actuar ante riesgos o amenazas, afrontar situaciones, adaptarnos, etc.
La ansiedad es normal, buena y funcional, todos los seres vivos la tenemos y no representa ningún problema para la salud.
Sin embargo, en algunos momentos este sistema que es natural puede volverse en nuestra contra y perder su función de ayuda. Nos incapacita, dificulta nuestra vida, nos provoca malestar, sufrimiento, miedo, se vuelve un problema… ¿Cuándo pasa eso?
Generalmente, la ansiedad aparece como respuesta al miedo, normalmente provocado por un pensamiento, una situación, lugar, actividad, etc. no aparece una amenaza real, si no por la interpretación que hacemos.
Nuestra mente es incapaz de distinguir la realidad de la imaginación, y cada vez que aparecen este tipo de pensamientos, nuestra mente lo identifica como si realmente estuviese pasando, produciéndose así la activación de la ansiedad en nuestro organismo.
Aquí aparece el problema, esa activación produce unas sensaciones físicas muy severas, que provocan gran sufrimiento y malestar, interfiriendo en las actividades diarias de la persona que lo padece e incluso llegando a provocar ataques de pánico.
Para intentar evitar estos síntomas tan desagradables llevamos a cabo conductas como: rechazar ir a ciertos lugares, algunas situaciones, personas, actividades, pensar en exceso, comer por ansiedad (hambre emocional), intentar contrarrestar eso que nos preocupa, etc.
Son muchas las personas que, debido al ritmo que llevan en el día a día, padecen ansiedad y estrés. Es importante tratar este problema, para así evitar que puedan desembocar en otros problemas más graves como la depresión o los ataques de pánico.
Existen diferentes piedras para la ansiedad muy eficaces con las que se consigue un equilibrio de energía.
- El Cuarzo Rosa : Está relacionada con el amor incondicional dirigido a la familia, amigos y a nosotros mismos y paz infinita purifica y abre el corazón a todos los niveles y aporta una profunda curación . Tiene que estar cerca de ti, en el hogar o en tu lugar de trabajo, y cada vez que la veas, recordar que necesitas respirar profundamente y cuidarte. Favorece el pensamiento positivo, además de fomentar el amor propio, devuelve la confianza y armonía.
- La Amatista: Una de las mejores piedras contra ansiedad es la amatista, una piedra púrpura que alivia el dolor y las tensiones físicas, emocionales y psicológicas y bloquea el estrés, alivia los dolores de cabeza y permite soltar tensiones, calmar la irritabilidad y la ansiedad. De una forma muy sutil la Amatista equilibra y conecta los cuerpos físico, emocional y mental y transmuta la energía estimulando los chakras de la garganta y coronilla.
- El Citrino: El cuarzo citrino es un mineral muy poderoso como limpiador y regenerador, está relacionada con la energía del sol, y que es muy eficaz para limpiar y rejuvenecer, aumentando la claridad, creatividad y la resistencia física y por supuesto es perfecto para la ansiedad. Es de los pocos cristales que no necesita limpieza ya que el propio Citrino absorbe, transmuta, disipa y conduce a tierra la energía negativa, es extremadamente protector con el entorno. Es capaz de limpiar los chakras especialmente el del plexo solar y ombligo, activa el chakra coronario y abre la intuición. El citrino mejora el estado de ánimo y, una de las mejores formas de disfrutar de sus beneficios es llevarla en amuletos, como pueden ser pulseras, pendientes o colgantes.
- El Cuarzo Blanco: Este cristal funciona a un nivel vibratorio sintonizado con las energías de la persona que necesita sanación, lleva la energía al nivel más alto posible. Es una piedra para ataques de pánico muy poderosa, altamente recomendable para personas que quieran aliviar problemas de ansiedad, depresión o agobio. Es el equilibrador perfecto para todos los efectos de otras piedras, y también se le conoce como “maestro sanador”. El cuarzo blanco genera armonía, favorece la calma y la claridad en tu interior, siendo muy eficaz para reducir la angustia, el agobio y tener una visión más equilibrada de los problemas.
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